Wednesday, February 27, 2013

Maintaining - and improving - your language skills


“Strive to master the language throughout your mission and after you return. The Lord has invested much in you, and He may have uses for your language abilities later in your life.” (Preach My Gospel, p. 128)
One of the challenges each of us has (who is not a native Spanish speaker) is to maintain – and improve – our Spanish language skills after the mission. Here are a few resources that I have found helpful. I hope you will add your own suggestions in the comments section.
1.              Reading El Libro de Mormón outloud. I try to read a chapter every night before going to bed. As I have little opportunity to speak Spanish during the day, this reading keeps my mouth muscles in shape and just gives me a few very valuable minutes of speaking continuous Spanish. And I always learn something useful and am edified by what I read!
2.              Listening to Spanish language podcasts. When I run, I usually listen to at least two tracks in Spanish. One is always a chapter of El Libro de Mormón (download from lds.org) and the other is usually a track from Notes in Spanish – Gold. This is a great podcast series by Ben Curtis (from England) and Marina Diez (from Madrid). They are married and live in Madrid (so they speak properly), and do a lively series of podcasts, including beginner, intermediate, advanced, and gold. Both the advanced and gold series are great. Each podcast runs about 10 minutes, except the gold series, which run about 20 minutes each but include some discussion on vocabulary and phrases used in the conversation. You can find them in the iTunes store (podcasts are free – you can pay for worksheets).
3.              Watching RTVE. I was introduced to “Telediario en 4 Minutos” at the MTC. It is a rapid-fire 4-minute news broadcast, updated several times a day, broadcast by TVE1 in Madrid. Some of the broadcasters speak at warp speed and the vocabulary is well beyond the typical missionary vocabulary. Great practice in listening to native speakers! You can find the webcasts by searching for RTVE.
4.              Praying in Spanish. While I don’t recommend this for all your prayers, praying regularly in Spanish is very rewarding. At home, Hna. Hinckley and I always say the blessing on the food in Spanish and occasionally have our family prayers in Spanish. Our grandchildren always insist on Spanish prayers when we are with them!
5.              Finding opportunities to speak. We had some remodeling done recently which gave me ample opportunities to speak in Spanish - at least half of the sub-contractors were from Mexico! I know what you’re thinking – you hated it when Spaniards talked to you in English, but they just wanted to practice their English. Now the tables are turned. The fact is, conversation time is essential to keeping up your language skills.
These are just a few things I have found helpful. What works for you? Share your suggestions and successes in the comments section. And if you developed some skills in Catalan, what are you doing to maintain and improve those skills?
I can testify of the truthfulness of the quote from Preach My Gospel above. I learned Spanish as a young missionary in Argentina. Although I worked to keep up my language skills, I wish I had worked harder and more consistently! Many years after returning home I had the opportunity to speak in some large Church gatherings in Mexico, as well as at the dedications of the Cochabamba Bolivia Temple and the Madrid Temple. And late in life I found myself back in Spain speaking Spanish every day! Both you and the Lord have already invested a great deal of time and effort in developing your language skills. You will opportunities to use them throughout your life.
¡Un abrazo fuerte!

Tuesday, February 5, 2013

"Lo mejor aùn debìa venir"

Guest blogger Gemma Alfieri Tonoli
Hnas. Alfieri y Oliphant in Barc 2,
Agosto de 2009

Hace casi 3 años atrás estaba volviendo a casa, en Italia, desde la misiòn de Barcelona. Mi corazón tenìa una mezcla de sentimientos: explodìa de gozo, felicidad y paz por todo lo que había ocurrido y vivido durante aquellos 18 meses, y al mismo tiempo estaba triste por dejarlo todo. Hasta algùn tiempo antes de llegar a decidir de hacer los papeles de la misiòn, nunca habrìa imaginado que habrìa sido una misionera de tiempo completo.

Pero, al escuchar los testimonios de muchos misioneros regresados que la describían como la experiencia mejor de sus vidas, los 24 o 18 meses mejores, ese sentimiento empezó a crecer en mi corazón. Sentí muy fuertemente que tenìa q hacerlo y que el Señor me estaba llamando; eso me fue confirmado en mi bendición patriarcal, donde el Señor me prometió muchas bendiciones preparadas para mí, si yo hubiera aceptado su llamamiento. Y así fue, puedo confirmar y testificar que sentì la mano del Señor guiandome en su obra verdadera, y que por cierto aquellos fueron los mejores 18 meses de mi vida (hasta aquel entonces).
Una de las metas que puse fue de segur haciendo lo que había aprendido en la misión: obra misional, poner Dios en primer lugar, estudio cotidiano y eficaz de las escrituras y mucho màs. Algunas semanas despuès de mi regreso a casa habìa sentido que tenìa q hablar del evangelio a una de mis amigas, como ella vivía lejos, hablamos por chat, me hizo muchas preguntas sobre la misión, y yo estaba contenta de poderle explicarle todo. Sentì que tenìa q regalarle el libro de mormòn, le dije q había un libro importante que quería darle, pero, como ella estaba lejos y no habìa una capilla cerca, dejé que el tiempo pasara y de vez en cuando esa sensación me volvía a la mente.


Una de las cosas que el Presidente Hinckley nos dijo a mì y a los otros misioneros/as que estaban acabando conmigo, fue que si habíamos pensado que lo mejor de nuestra vida habìa ocurrido en la misiòn y que lo recordarìamos para siempre, era cierto, pero no completamente, porque lo mejor aùn debìa venir. Esa concepciòn de la vida a venir me gustaba mucho, era verdadero, porque reservar lo mejor solo a una parte de la vida?


Asì empecè a ver al futuro con esta perspectivas, de que lo mejor sòlo habìa empezado. Cada dìa podìa ser lo mejor, y por cierto la vida no acabarìa a los 21, 23 o 25 años (como en mi caso). Algo que el presidente nos pidiò fue, tambièn, que una vez a casa fijeramos unas metas de corto, medio y largo alcance e hicieramos los planes para cumplirlas. Y asì hice, un dìa durante mi estudio personal em mi habitación en casa, después de haber orado, me puse a pensar y a escribir las metas de los proximos 3 años. Hace poco fui a leerlas, me dí cuenta que el tiempo estaba para acabar y que ya tenìa que verificar lo que habìa conseguido hacer y lo que no. 
Octubre de 2009

Agradezco el Señor porqué tiene muchas maneras de actuar, y mis faltas no pararon su obra; tiempo después esta chica se mudó en la ciudad donde vive mi hermano, el cual la llevò a unas actividades de la iglesia, ella se fue a vivir con una familia de la iglesia y empezò a recibir las lecciones de los misioneros. Sabìa que se habría bautizado, y así fue, se bautizó hace 8 meses y actualmente estudia en BYU. Eso me hizo regocijar muchisimo, sé que habrìa podido hacer más, pero agradezco haberle dado mi testimonio y que el Señor usó otros medios para q ella aceptara la verdad. A veces nuestra tarea es poner semillas con un testimonio puro, y asì los misioneros pudieron encontrar a una chica lista. 

Una de las cosas que querìa hacer al volver a casa era partecipar como consejera al EFY, algo nuevo en Italia y que justo estaba empezando. Tuve la oportunidad de hacerlo poco meses despuès y me encantò, fue a mitad entre vida misional y vida “real”, y allì conocì a quien, tiempo despuès, se habrìa convertido en mi esposo. 

Otra de mis metas era de terminar mis estudios: antes de la misiòn ya me había graduado en psicología estudiando 3 años , pero para completar la carrera faltaban 2 años màs de especializaciòn. Siempre he pensado que escoger adonde ir a estudiar, en qué ciudad y universidad, fuera una tarea muy importante, y por eso necesitaba de la ayuda del Señor. Oré y ayuné para saber cual de todas sería la mejor para mí, me quedé con dos opciones y al final sentí paz, tranqulidad y que todo iría bien si hubiera ido a Torino (mil kilometros desde la ciudad de mi familia). 

Que la decisión fuera justa, me fue confirmado ya poco tiempo después, porque conseguì muy facilmente todo lo q ocurría para mudarme allí (entrevista de entrada aprovada, piso barato, un buen barrio muy cerca, amigo/as, etc.) y muchas bendiciones llegaron poco a poco. Sé que fui bendecida porque en los 2 años de carrera conseguí aprobar los examenes sin problemas, terminarlos todos, salir con los chicos, conocer y salir con el chico que ahora es mi actual esposo y así casarme con él.

Desde la misión aprendí, tambien, que si un investigador no progresa hay que ir a buscar a los que estèn màs preparados, así en la vida, si las citas no progresan hay que dejar y buscar lo mejor. Tal vez casarse en el medio de los estudios sea algo normal en los Estados Unidos, pero en Italia no, es muy difícil hacerlo todo al mismo tiempo. Pero mi esposo y yo confiamos en el Señor que nos ayudaría, porque sabíamos que ibamos a cumplir un mandamiento. Y asi fue: cuando decidimos casarnos aùn me faltaban 7 examenes, poco antes tenía aún 5 y después de la boda conseguì acabarlos todos en pocos meses sin quedarme atrás.

Puedo confirmar que lo mejor aún habìa de venir. La misión ha sido la experiencia más llena e increible de mi vida, pero la vida después ha sido y es aún más completa. Sé que la familia fue instituida por Dios, en ella, de niños podemos aprender todo lo necesario para seguir adelante, y de adultos, con nuestro/as compeñeros/as podemos poner en practica todo lo que aprendimos a lo largo de la vida, de la misiòn, y aprender aùn màs juntos. Si confiamos en Dios y seguimos todas sus enseñanzas, seguramente tendremos los 18/24 meses mejores de la vida en la misiòn, y todo lo siguiente serà aùn mucho mejor.


Último día en la misión

Gemma servia en Alicante 2, Hospitalet, Barcelona 2, y Benidorm. Regresó a casa en febrero de 2010. Se casó con Alberto Tonoli en abril de 2012 en el templo de Bern. Viven actualmente en Verona, Italia (sí, el mismo Verona de Romeo y Juliet).